Ecos de Kathmandú

Esto es un diario en retrospectiva, la historia de un mes de voluntariado en Nepal, una guía de pensamientos y vivencias que necesitan espacio para respirar agusto, demasiado pequeñas para una sola mente...

domingo, 23 de diciembre de 2007

17/07/07



Kathmandú

Último día en Nepal, al menos en este viaje. Me quedo con muchas ganas de volver en otra ocasión.
Me desperté, como siempre, debido a los ladridos de Lucky, sobre las 5 de la mañana. Aun así di vueltas y demás cabezadas hasta las 7-7.30, no recuerdo. No tenía planeado nada ese día, simplemente pasar tiempo con la gente y despedirme. Tampoco es que tuviera dinero para más.
Nada más, tomé té y arroz frito (no más dal baat!) y luego fui a la oficina. No encontré a muchos allí, pero me despedí de los que pude y tomé té con Sughanda. Me dio la camiseta (sí!) y el DVD, un buen recuerdo (malas noticias son que se me rompió en el vuelo :((( ). Me gusta, porque de los dos colores que tienen me dieron el que más mola (gris! jajaj). Luego me fui a casa. Me apetecía pasar tiempo con ellos, pues les he cogido mucho cariño, especialmente con el niño, Anish. Es muy salao, tendrá 10-11 años. Estuve jugando con él, viendo videos musicales hindis, armando con el cachorro y otro rato sobando. Me esperaba un vuelo duro, laaargo.
Como despedida me hicieron momo vegetal, que me gusta, aunque sea picante. Allí descubrí que el famoso mutton, que pensaba que era carne buena, en comparación con el buff, es en realidad cabra. Es mejor que el buff (carne de búfalo), eso sí.
Era raro, sabía que quedaba poco para irme, pero nadie decía nada, era como cualquier otro día. Sabía que ellos me apreciaban mucho (me lo habían dicho mucho) y yo los apreciaba a ellos, tal vez por eso preferíamos seguir como siempre.
Pero el momento llegó y Sughanda apareció con el coche. En los últimos momentos las chicas me regalaron unos pendientes para mi hermana, lo que no me esperaba para nada.
Al final dejé camisetas, dos pantalones, las medicinas, los guantes, dos pares de zapatillas y las toallas. Son cosas que realmente no necesito, que no cabían en mi maleta, y que aquí necesitarán más que yo, porque tendríais que ver las ropas que llevan los huérfanos, que se caen a pedazos. Para mi no son más que camisetas viejas, para ellos es algo nuevo. Espero que lo disfruten.
La despedida fue dura. No me lo esperaba así. Tomé un té y me fui. Tanto la madre como el pequeño lloraron. Se me partió el alma, son muy sinceros en cuanto a sus sentimientos. Se nota mucho cuando se enfadan, están alegres o tristes. No finjen para nada, te lo sueltan todo a la cara, y aprecio eso mucho. Los echaré de menos. Espero que les quedara un buen recuerdo mío.
En el aeropuerto, bueno, caótico. Colas por todos lados, tres controles de seguridad, dos chequeos manuales (les gusta el roce) y un registro de mochila. Pero todo bien. Creí que tendría que esperar y morirme de asco, pero los papeleos que hay que hacer llevan tanto tiempo, así como pasar los controles, que cuando quise llegar a la sala de espera ya empezamos a embarcar. Al menos no fue tan dura la espera.
Ahora mismo, estoy volando hacia Doha, sobrevolando las tierras de Nepal, a las que espero volver pronto, si no algún día.
Parece que este es el fin del diario, sólo queda la vuelta, que supongo que es la meta de todo. Pero como ya he dicho, lo importante, al final, es el camino recorrido, no la meta, aunque para darse cuenta de ello haya que llegar a un final. Y lo he hecho.
La sensación que queda ahora es de pena, alegría, cansancio y energías para empezar otro viaje. Pero hay que recargar el dinero y hay que encontrar tiempo. Todo se andará...

¿Foto del día? Hoy no pongo, porque ya he puesto muchas. Porque de este día no tengo. Porque me siento incapaz de elegir una entre todas que resuma el viaje, porque es un viaje demasiado grande para resumirlo en una imagen, ni en miles de palabras como las que he escrito. Aquí no está todo, y sin embargo, es una pequeña mirilla por la que podéis ver mi interior. Espero que hayáis disfrutado.

domingo, 4 de noviembre de 2007

16/07/07



Dakshinkali

Cuando me levanté todavía no había salido el sol. Las 4:30 de la mañana. Me quité las legañas, me duché (agua fría... me está empezando a gustar), me vestí y esperé al resto. Fuimos todos menos el padre, que tenía que trabajar. El camino fue duro. Una hora de pie en un bus nepalí petado, y eso sin contar con que la altura es demasiado baja para cualquier occidental más o menos alto. Pero era bonito, lo poco que pude ver por los cristales sucios. El valle de Kathmandú es bonito, si no contamos la ciudad, claro.
Al final llegamos a las montañas donde se asienta el templo de Kali. Está situado en un sombrío pozo entre dos montañas y con un pequeño riachuelo que baja cantando en el valle. El bosque de alrededor es de una gran belleza. Demasiado inocente para lo que se cuece dentro de la capilla de Dakshinkali.
Al acercarse al templo tienes que cruzar una inmensa cantidad de puestitos donde encuentras de todo. Desde animales para el sacrificio (gallinas y cabras), ofrendas de vegetales, tika,... cosas religiosas, hasta todo tipo de cosas raras que sólo se encuentran en los bazares chinos, como pistolas de plástico y baratijas feas.

La familia nos llevó al templo y yo creí que no podríamos entrar, pues muchos templos hindús son sólo para hindús. Pero si no podíamos daba igual, nos arrastraron al interior. Para ello tuvimos que quitarnos las zapatillas y andar descalzos por barro. Aunque eso era lo de menos. Al entrar el suelo estaba cubierto por una mezcla de sangre, tika, flores, coco y otros vegetales. Curioso. Miles de hindús (bueno, muchos) se agolpaban literalmente frente la estatua de Kali, la oscura. Casi no la pude ver entre tanta gente. Hicimos una ofrenda de flores y rupias, yo incluido. Luego estuve mirando las estatuas bañadas en sangre, a la derecha de Kali. Da cosilla verlas. Y más cuando un tío al lado está cortándole la cabeza a una gallina y esparciendo la sangre por doquier. Me llevé alguna salpicadura. Eso sí, me fui antes de que mataran a la cabra que iba detrás. Había tenido suficiente espectáculo macabro. Una vez fuera hice fotos a todo. No tan buenas como las que podía haber hecho dentro, pero no me atrevía. Primero porque salí en estado de shock, luego por respeto y por último porque la atmósfera es tan intensa que lo vives con ellos. Cabezas sueltas sin cuerpo, cuerpos sueltos sin cabeza, sangre, cánticos, incienso, velas, yogis y cabras siendo bendecidas. ¿Sabéis? No me pareció tan mal. Lo de sacrificar animales es algo controvertido, pero aquí tiene un significado más que religioso. Al lado del templo había una caseta donde descuartizaban los cuerpos y al final te podías llevar la cabra/gallina/búfalo a casa, listo para comer. Es una forma de matar tus animales y dar gracias a los dioses por ellos. Además los limpias y quedan listos. Seguro que tienen mejor calidad que los de las tiendas, porque las carnicerías de aquí no son de fiar... eso de ver moscas revoloteando sobre carne expuesta en la calle a merced de la polución no es apetecible.
Aun así fue una experiencia. Nos pusimos arroz teñido en la frente y comimos algo (a que lo contado abre el apetito? Pero no había comido nada...). Al acabar visitamos el templo hermano de Kali, que se asienta en lo alto de una montaña cercana. Es un paseo agradable, no muy difícil. este es más pequeño, y sólo para hindús, pero te podías pasear por fuera y ver las vistas. En realidad también el interior, porque no tenía paredes, sólo una valla.
Este templo está dedicado a la madre de Kali, y está conectado con el anterior. El motivo por el que están tan separados (uno en una hondonada natural entre dos montañas y otro en la cima de una) es el siguiente: Kali "la oscura" es carnívora, bebe la sangre de los animales y los toma como ofrenda. su madre (o hermana, en otra versión) es, sin embargo, vegetariana, por lo que recibe ofrendas de grano y verduras. Debido a su naturaleza opuesta se las mantiene separadas, pero unidas por su vínculo familiar.
Fue muy emocionante, la verdad. La primera vez que me meto de lleno en un ritual de esta naturaleza.

Una vez visto esto comimos una especie de cuajada (harina y leche algo fermentada, era dulce...), que es tradición comprarla cada vez que vas a Dakshinkali, vimos un coche nuevo siendo bendecido (esto sí que era raro, con el capó abierto, incienso, tika, flores... a lo mejor era para protegerlo de golpes, para que dure más o para que el motor sea más potente, ni idea, maalai taha chhaina!), y nos montamos de vuelta a Kathmandú.
El viaje de vuelta fue largo, más que la ida, porque estaba reventado. Esta vez, sin embargo, pude ir sentado, y por eso me quedé dormido. Probablemente tardamos lo mismo, pero se me hizo eterno. Una vez en Kathmandú fuimos a ver "Harry Potter y la orden del Fénix". Los cines de aquí no están tan mal. Los trailers de películas hindis son interesantes. No pillas nada, pero te quedas con las ganas de verla entera para admirar sus bailes Bollywoodienses. Aquí son algo especiales con las pelis. En el cine puedes hablar por el móvil y comer bolsas, hamburgesas, pizzas, lo que quieras y te venden dentro. Era molesto oír comer y hablar en voz alta a la gente, pero eran ratitos y pude ver la peli en condiciones. No está mal, prefiero el libro, aunque el libro también pierde comparado con el cuarto, a mi parecer. La próxima semana sale el último, a ver cómo acaba...

Luego poco. Descansé en casa y bajé a la oficina a ver si encontraba a alguien. Tres nuevas voluntarias, Kylee y Sabin. Los arrastré a "The Hut" para tomar la última birra, junto con Lucy y Sujan que aparecieron luego. Le recordé a Sabin que me debía la camiseta, me hice las fotos oportunas y a casa a cenar. Mi penúltimo dhal baat ( y todavía no sé cómo coño se escribe xD), al parecer mañana lo desayuno también.
Ultimo día, lo justo para empacar y despedirme del resto.
Les dí los regalos a la familia. Parece que les han gustado. Me han regalado una camiseta. No digo que sea mi estilo, pero no está mal, jeje. Ahora a dormir, mañana será un día duro y no creo que duerma mucho en el avión.

Fotos del día: Lucy, Anju y Sanju esperando al autobús, las pillé desprevenidas, porque no se dejan hacer muchas fotos xD. Puestitos a la entrada del templo de Kali, vendían sobre todo baratijas. Cabra siendo bendecida antes de que le corten el cuello, la pobre no sabe lo que le espera. Imagen del interior del templo de Kali, sobre todo del incienso que inundaba el lugar. Lo que veis rojo son las esculturas que se bañan con la sangre de los sacrificios, ahí aamaa (mi madre nepalesa) está ofreciendo grano. Vista general del templo, parece un poco rústico, pero lo importante es lo de dentro. Vista del bosque que rodea el lugar, o parte de él, dicen que por él rondan tigres, espero que sea verdad. Puesto de utensilios religiosos para ofrendas o adorno. Coche siendo bendecido, todo un espectáculo. Anish y yo haciendo el tonto, se te echa de menos pequeñajo. Templo de la madre de Kali y las escaleras para llegar a ella. Familia sin el padre, pero con Lucy. Grupo de voluntarios en "The Hut", de izquierda a derecha John, Sujan, Sabin y yo. Sanju posando con el mantón que les regalé, para que tuvieran un recuerdo de España, una imagen rara la de un nepalí con mantón :P.

miércoles, 31 de octubre de 2007

15/07/07



Kathmandú
Un día duro. Me levanté algo jodido de la garganta. Al parecer la mitad de los voluntarios están igual que yo. No consuela pero al menos debe ser algo normal. De todas formas no podía dejar que eso parase mis planes del día, así que me dopé y fui al curro.
Hoy por fin le dimos caña al asunto. Todavía no podemos cubrir las paredes, pero filtramos toda la arena, y es mucho. Acabé con los riñones destrozados. Menos mal que Sugandha subió conmigo y me llevó en moto, así que me ahorré la caminata, al menos esa.
Hoy llovió de forma monzónica, pero no durante mucho tiempo. Es un año raro. Una cabra se coló en la obra para no mojarse y se plantó en medio como si no estuvieramos. Una vez acabó la obra fui a casa. No paré mucho, pues ya era algo tarde y quería visitar algunos templos.
Así que fui a Baneshwor y descubrí que mi estómago está hecho de hierro. Comí en el sitio más pordiosero que he conocido. ¿Por qué entré ahí? Porque parecía muy típico. Tan típico que el menú estaba sólo en nepalí, así que pedí los platos que me conocía. No estaba mal, pero la presentación podría mejorar. Eso sí, barato. Si no me voy por la pata abajo con esto ya nada puede.

De ahí cogí un taxi hasta Gokarna Mahadev. Me aseguré tres veces de que el taxista conocía el camino, porque parece que lo único que les preocupa es la pela. Me dijo que sí, luego le fue a preguntar a otro, y ya me mosqueé, pero me hizo un buen precio. Y acabamos llegando, aunque tuvimos que preguntar por el camino a la gente.
El templo de Gokarna es precioso, uno de los que más me han gustado por aquí. Tal vez sea por el hecho de que estaba completamente desierto y pude deambular por donde quise. Esculturas rodeando una pagoda de tres pisos dedicada a Shiva, a la orilla del río sagrado Bagmati. Tres tramos de irregular escalera de piedra que siguen el perfil natural del río dan acceso al templo. Shiva yace en un lecho de pétreas cobras justo encima de donde los escalones entran en el agua. Llovía algo, pero se estaba bien. Había dos vacas en el lugar, y parecían parte del templo, porque no se movieron en todo el tiempo.
Vi la escultura de Parvati, del siglo VIII, muy bonita, situada en una pequeña capilla aislada entre el templo y la carretera principal. Al lado del río está Visnú Paduka. Un pequeño edificio con 16 placas de metal que representan las pisadas del dios. Tiene el pie pequeño, y eso que se recorrió el mundo en tres zancadas. Es del siglo XIX y es donde se celebran los ritos funerarios e la zona. Alimentando el río con cenizas de muerto. Lo que más me gustó de todo fue el árbol bodi que hay al lado de Visnú Paduka. En la base había un hueco donde se ha construido una pequeña capilla. Los nudos del árbol le dan un aspecto mágico. Dentro está lo que podía ser un lingam o más posiblemente un huevo (¿el huevo cósmico del que surgió el mundo?) Ni idea. Pero me gustó. De ahí pregunté a más de un paisano el camino a Kopan. Me enviaron por un camino de tierra que se adentraba en un bosque de coníferas. Al principio no parecía muy acertado, pero al poco rato lo ví en la lejanía. Casi no me perdí. Sólo en una ocasión, que elegí mal camino en una bifurcación. Fui por el más empinado haciendo caso a Murphy, pero me falló. Aunque no fue mucho trozo y pronto volví al buen camino. Es un paseo precioso. Pasas por pequeños poblados, campos de arroz, bosques de coníferas y bambú, hasta por un poste de alta tensión. Todo con unas vistazas al valle de Kathmandú. Ya no llovía, y las nubes creaban efectos muy chulos con las montañas, que parecía que se las tragaban. Fue como una hora el paseito. En mi guía viene señalado como si fuese menos, pero vale la pena.

El monasterio de Kopan está en la ladera de una montaña en los límites del valle de Kathmandú. Es un monasterio tibetano, gigante, y merece la pena visitarlo. Aunque, para ser sincero, me gustó menos que el templo de Shiva, o el monasterio tibetano de Boudhanath. Este estaba bien. Muchas pinturas, mucha paz. Era como una ciudad en miniatura. Pero creo que prefiero a los monjes Theravada, jeje.
Estuve paseando por sus jardinazos y viendo las stupas. No hay problemas en entrar y parece que hasta te puedes quedar a dormir (no sé cuánto costará). Es un buen sitio. Aquí se puede comprar ropa de monje por 1000 rupias. Las hubiera comprado, pero no me gustan los trajes tibetanos. Prefiero la simplicidad Theravada. La túnica sola mola mucho más.
Ya era tarde cuando salí del monasterio, las 6 o así. Me apresuré a bajar el monte y me acerqué todo lo que pude a Boudhanath, hasta que me monté en un tuk-tuk. Un viaje extraño, ya que a mitad del recorrido me quedé solo en él. Comparado en cómo suelen estar me sentía como un rey en esa lata de 2.5x1.5x1.5 metros ¡Cuánto espacio!
Una vez en Baneshwor compré unos recuerdos para la familia y me subí al bus. Ya era de noche, sobre las 7:15 y llegué a casa media hora después.
No se molestaron, al parecer, aunque me preguntaron por qué llegaba tan tarde. Comimos roti con tarkari y con miel (por separado, por dios XDD) y de ahí a la cama.
Al día siguiente saldremos a Dakshinkali a las 5 de la mañana. Les dije esta mañana que quería ir y se ofrecieron a llevarme. Anju había prometido ir si pasaba los exámenes, así que ya tenía excusa. Pero al final no puede ir y vamos el resto. Puede ser divertido.


Fotos del día: Yo en la obra, todo calado por lo que llovía. La cabra que se nos coló en la obra. Vista general del complejo de Gokarna Mahadev, me encanta. Escultura de Ganesha y una vaca al fondo, que no se movió en todo el tiempo que estuve yo por ahí. Escultura antigua de Parvati, vestida con traje de novia, al parecer, y sostenida encima de un loto. Árbol bodi del que me quedé enamorado, con el huevo cósmico y todo eso. ¿A que mola? Otro vistazo del árbol desde un lateral, con su ventanita y todo. Pie de Visnú comparado con el mío, tampoco es tan grande xD. Shiva en un lecho de cobras de piedra. Vista de las montañas mientras iba hacia el monasterio tibetano. Vista del monasterio tibetano cuando iba hacia él. Una foto del camino, bosque de coníferas con las banderas de oración ondeando.. poco después me enteré que por estos bosques rondan tigres y yo paseando tan feliz XDD. Monasterio, con los niños minimonjes jugando en las puertas. Rueda de la vida como las típicas que están pintadas en las paredes de todos los monasterios de la zona, pero mola. Stupa con unas vistazas increíbles del otro lado del valle y unos detalles muy propios de los tibetanos. Aun así se respiraba una paz enorme en el lugar.

sábado, 20 de octubre de 2007

14/07/07



Kathmandú (Thamel y Pepsicola)

Por la mañana, tras dormir poco pero bien (colchón cómodo y no mosquitos) desayunamos fuerte en Helena's (que ricoooo), algunas compras (me pillé cds de meditación y de un grupo hindi raro :P) y a casa. La vuelta fue entretenida. Intentamos coger un taxi, pero pedían muchísimo, unas 1500 rp a Pepsi. Normalmente puedes regatear hasta 200 pero porque te piden 300 al principio. El motivo de tanta diferencia era, como no, otra huelga. No se sabe si por el mismo motivo que ayer u otro nuevo, pero las carreteras estaban desiertas. Yo me negaba a pagar tanto por un taxi, y no hacía calor, así que acabamos yendo a casa andando. Fue agradable. Sin tanto tráfico la ciudad mejora mucho, más paz y tranquilidad. Tardamos unas 3 horas en recorrer los 7-10 kilómetros hasta Pepsi pero porque paramos en Baneshwor a tomar algo en Bakery Café. No estuvo mal, hicimos ejercicio. La pena es que Lucy había comprado la peli de Shrek 3 en una tienda y la queríamos ver, pero no dio tiempo. Es un chollo. En las tiendas venden cds piratas y pelis que acaban de estrenarse por 150 rp. Son screeners y se nota que las carátulas están fotocopiadas, pero es barato. Lo gracioso es que sea legal venderlo, aquí el concepto de piratería no existe.
Pues eso, a las 5 es la fiesta de cumpleaños de Rija, que cumple 2 años y es su primera fiesta. No celebran el 1º año, y en el segundo es un gran acontecimiento. Creo que es la primera vez que come arroz o algo así, ya veremos. Aquí si dices que vas a ir a una fiesta o a hacer algo tienes que hacerlo. Se toman muy en serio los compromisos y es una grave falta no cumplir las promesas.

La fiesta estuvo bien, para ser el cumpleaños de una niña de dos años. Hinchamos globitos, comimos arroz, complementos (patatas, tarkari, judías, pollo, calabacín) y tarta. Acabé llenísimo. Estuvimos sentados en la entrada los vountarios y sólo al final salieron los niños.
Me informaron mal. Sí celebran el 1º cumpleaños, y antes de eso celebran la primera vez que come arroz. Creo que es a los 5 meses para los niños y a los 7 para las niñas, pero no estoy seguro. Aun así, la tradición inglesa del cumpleaños llega a todas partes. Estuvo bien, la niña es muy maja y tuvimos un buen momento con todos los voluntarios. Ahora no hay muchos, entre los que se han ido al Everest y los que se fueron a casa. Pero bueno, todavía hay.
Parece que muchos van cayendo en resfriados. Hay muchos enfermos. A mi me duele bastante la garganta, pero creo que es de los cambios de temperatura (ducha fría, pero fría de cojones) y la contaminación de la ciudad.
Al final mañana no voy a Nagarkot. Primero porque me apetece trabajar en la obra, que hace mucho que no hay trabajo de verdad y mañana empieza de nuevo. Segundo, porque aunque el sitio sea bonito las nubes estropean la vista del Himalaya y es una de las principales atracciones de Nagarkot. Cuando vuelva ya iré, siempre hay que dejar algo sin ver...
Además, creo que mañana, después del curro iré andando a un monasterio en las montañas, como a una hora de la obra. Tiene buena pinta y buenas vistas, según he oído. Se llama Kopan. Si no, iré a Swayambu, y a ver si el Lunes puedo ir al templo de Kali en las montañas. Mucho que hacer en mis dos últimos días por aquí... se hace extraño. Hoy muchos me han dicho las ganas que tienen de irse, pero creo que es porque lo ven lejos. En cuanto se acerque la fecha cambiarán de idea. A mi me apetece volver, pero me he acostumbrado a estar aquí y he hecho amigos. Va a ser duro despedirme de esta vida, esta familia y estos amigos, pues difícilmente los volveré a ver... pero quién sabe, ¿verdad?

Fotos del día: Este es el rey muerto, frente a la verja del aeropuerto. Y esto es Helena's, tiene pinta de ser cómodo, ¿eh? Pues teneis que probar sus desayunos... Anish y el perrito Belle jugando en mi habitación, muy majos. Los voluntarios que fuimos, sentados en la calle como buena gente y llenando globitos, jeje. Esta es Rija con su gorrito de cumpleaños y su tarta, que no tiene buen aspecto pero estaba muy rica, jeje. Mucha gente que fue, mezcla de voluntarios y nepaleses. Aquí estamos Sujan, Sophie y yo saludando al estilo "namaste" :P. ¿Qué tal me queda el gorrito? XDD La de atrás es Sujana, mi profe de nepalí. Rija y su hermana, que no me acuerdo cómo se llama... ¿Lo supe en algún momento? jum...

viernes, 5 de octubre de 2007

13/07/07



Kathmandú

Hoy dormí mal. Me ha empezado a doler la garganta. Posiblemente una inflamación debida a la contaminación, porque en las calles se traga una mierda...
Por lo demás, normal. Fui a la obra y esta vez sí había gente. Les ayudé a mover la arena nueva que habían traído y me volví a casa. Ellos se iban y me decían que no había más que hacer, así que no tenía alternativa. Al parecer ayer ellos llegaron tarde y por eso no había nadie. Llegaría después de irme yo, pero qué iba a saber yo. Luego Sughanda fue y se enfadó algo porque creyó que no había ido, pero hoy se enteró de la historia y no me comentó nada.
La huelga no duró mucho y a mediodía ya funcionaban los buses, así que nos replanteamos el plan de salir por Thamel y visitar Boudha con los monjes.
En casa Lucy hizo tortitas y estuvo bien comer algo dulce por un tiempo. Luego, a las 2.30 me fui al monasterio de Baneshwor. Allí estuve en la clase de los pequeños, viendo cómo jugaban al ahorcado. Curioso, son muy competitivos y ruidosos. No tienen vacaciones ni fines de semana, así que el viernes para ellos es el día de relax. Juegan en clase, arman mucho y hacen poco.
Luego nos reunimos con los mayores que ya estaban preparados para llevarnos a Boudha. Serían unos 9 monjes, Liz y yo.
Es raro, molaba ir con ellos por ahí. No salen mucho del monasterio así que para ellos también era emocionante. Cogimos un microbus (furgoneta) y a Boudha fuimos.
La gente nos miraba raro por ir con ellos. Como anécdota del viaje diré que por el camino me encontré una cajetilla de cerillas de... WINDOWS!!! Dios, que impresión... la cogí y me la guardé, por supuesto.
Al llegar a Boudha estuvimos dando vueltas y vueltas. Nos explicaron que se suelen dar 3, una por Buda, otra por Dharma y otra por Sangha, las tres joyas del budismo (Buda, el fundador, Dharma, el conjunto de sus enseñanzas y Sangha, la comunidad de monjes y monjas), y la base y fundamento del Theravada (que es el budismo que practican en ese monasterio, el más antiguo y original de las sectas budistas). Aunque Boudha es más tibetano que theravada también es importante para ellos. A mi gusto prefiero el theravada, más simple que el tibetano o el Mahayana. Swayambu es theravada, al parecer, hay más monasterios suyos en esa zona. De todas formas no hay competitividad entre ellos y comparten templos sin problema. Nos hicimos muchas fotos y conseguimos que sonrieran en algunas. Los nepaleses son así, muy alegres y todo el rato riéndose, pero les haces una foto y se transforman en lo más serio que te puedas imaginar.
Estuvo bien, fue una visita diferente. Ya puedo decir que unos monjes me han llevado a una stupa, jeje, a la más grande de todo Nepal. Son muy simpáticos, y al parecer les caigo bien, están todo el tiempo preguntando por mí :P. El Sábado tienen 4 horas de meditación y nos invitaron a ir, pero va a ser que no, ya me duele suficiente la espalda con una hora. De todas formas no había tiempo.
De Boudha cogimos un microbús a Ratna Park y de ahí andamos hasta Thamel. Ya casi era la hora cuando llegamos, así que reservamos habitación en Happy Home (150 rp una individual) y fuimos a Roadhouse Cafe. Es algo caro para Nepal, pero preparan las mejores pizzas de todo el país, comparables a las de Italia, cocinadas en horno de leña, genial.
Me pedí la 4 quesos, con mozarela, parmesano, queso de cabra y de yak, que es muy suave. Estaba riquísima. Seríamos unos 10-11, pero pronto quedamos la mitad. Unos se fueron a la cama y otros desaparecieron. Acabé siendo el voluntario más veterano, así que los llevé a Sam's Bar, haciéndome el entendido. Es un sitio que mola, parecido a la Imprenta, con paredes escritas y rock. Además te puedes sentar. La gente se cogió una moña fina, asustaban. Yo bebí pero no me emborraché, así que pude ver con qué facilidad se cogen el pedo los extranjeros. Se vuelven ruidosos y descontrolados. Pero estuvo divertido. No sé cómo acabamos a las 3 de la mañana en un pub irlandés bailando música hindi. Es entretenido. Fue una buena noche, la última que tendré por aquí de este estilo... hasta que vuelva, jeje.

Fotos del día: Poster del monasterio que trata de la meditación sobre las imperfecciones del cuerpo "este cuerpo es como el mío y también se descompondrá... genial. Furgoneta en la que fuimos hacinados a la stupa. Los monjes y yo, todos majetes frente a la stupa, gran foto. Viendo la stupa desde el tejado de un monasterio tibetano. Interior de un monasterio tibetano, podéis ver lo recargado que está, comparado con el del monasterio theravada. Tres fotos de la fiesta en Sam's Bar, y se puede apreciar cómo va degenerando la cosa a medida que bajamos de foto... que conste que yo ahí estaba muy normal, sólo les seguía el juego XDDD.